Spain of the Dead, (c) Gabriel Cordero Huertas / Dr. Worst

Spain of the Dead, (c) Gabriel Cordero Huertas / Dr. Worst
Con todo el cariño al equipo de rodaje de Juan de los Muertos

sábado, 14 de marzo de 2020

Un olor extraño en el aire …


Llevo dos días percibiendo un extraño aroma en el aire, a veces intenso. Hoy lo he notado en trayectos despoblados, recorriendo carreteras vacías con mi motocicleta, a la búsqueda de productos de primera necesidad, de supermercado en supermercado desabastecido. Es lo más notorio que percibo en el ambiente, a parte de la notoria entropía social en ciernes. Pero hoy lo he notado más especialmente … un olor acre … no realmente desagradable, pero del que no aspirarías bocanadas como si fuera un perfume suave de mujer, o una inhalación de hojas de eucalipto cocidas. No sabría decir si lo que percibí tiene origen químico o sintético, o natural … me recuerda sencillamente a cierto olor a tierra o humus. Por un momento pensé que podía tratarse de algún agente antiséptico… pero no … no tenemos ese nivel. Aunque la idea me asaltó porque ayer noté en un Aldi la atmósfera fumigada (no así en un Carrefour, el de San Juan, en el que sobraba gente y faltaban productos) … como aquella otra vez en 2009, en cuba, cuando llegaba procedente de México, recién estallada la crisis de la gripe A, y fumigaron el avión con nosotros dentro, para ponernos después bajo jurisdicción militar …
¿Será quizás y sencillamente la ausencia de humo del tráfico rodado? Quizás. Aquí no sabemos lo que es un aire contaminado de verdad, por más que ahora esté de moda quejarse por ello. Pero no estamos ni de lejos aproximándonos a aquellas atmósferas que se pueden literalmente mascar y que he respirado en países iberoamericanos, como el Salvador, o Nicaragua, en cuyas capitales el aire te puede literalmente manchar la ropa, virtud mediante de las emisiones de esas chatarras donadas por países que no las aceptarían en sus calles, especialmente Estados Unidos, cuyos autobuses escolares decorados con mil formas y luminarias deambulan como calamares entintando por allí por donde pasan, tan mal carburan, pero cumplen la prioridad, y es que “andan”. Funcionan y dan negocio a multitud de pequeños negocios, en esas bulliciosas ciudades, donde cada cual sobrevive como puede. Y las prioridades están más claras. Ese mismo aire, y esas mismas prioridades, que nos dejan ver que en el tercer mundo también hay clases y categorías, y patrones distintos de desarrollo, pues más bullicioso, infinitamente más, encontré los núcleos urbanos de Vietnam, y en cambio … con esos enjambres de motos pululando como un banco de sargentillos mayores, en aparente desorden pero sin colisionar jamás, salvo excepciones, el aire seguía pareciendo de cristal.
Si fuera conspiranoico, podría pensar que ese olor (tengo un olfato más fino de lo que suele ser habitual) proviene de un agente tóxico liberado … como en una novela del infame Stephen King, preparando la danza de la muerte. Pero me quedo con la teoría de la falta de actividad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario