Spain of the Dead, (c) Gabriel Cordero Huertas / Dr. Worst

Spain of the Dead, (c) Gabriel Cordero Huertas / Dr. Worst
Con todo el cariño al equipo de rodaje de Juan de los Muertos

domingo, 8 de marzo de 2020

8 de Marzo, un día para celebrar la libertad

La libertad que se pretende erradicar desde la nueva inquisición emergida de las teorías queer, de la nueva diosa de la naturaleza, y de la mística universal. Todavía hoy dibujos como los que siguen, pueden ser publicados. Pero si atendemos a las ilusiones de la «menestra» (¿no está hecha de fragmentos de paja diversa?) de «igualdad», el erotismo será desechado y perseguido en todas sus fuentes, no digamos la pornografía, excepto en la «verdaderamente» igualitaria (igualdad de sexo entre participantes, real o imaginaria). Ese erotismo que precisamente de los presocráticos a Freud simboliza el «impulso de vida». Se nos pretende así encasillar en un ideal postmoderno en sentido también queer que no nietzscheano, de odio literal a todo, puesto lo que se odia es la vida misma. Y todo ello, por supuesto desde una posición idealista, es decir, antimaterialista y por lo tanto antizquierdista, que no duda en condenar lo que fue el socialismo «realmente existente», que con sus defectos, si fue real y si dio frutos. Es decir, instaura un arma de destrucción masiva del materialismo y del anticapitalismo (realmente existente) , mientras ataca entelequias que no afectarán al mercado sino lo coadyuvarán , y mientras distribuye un nuevo opio, ademaś de infumable, de consumo obligatorio. Una nueva religión de masas, y de medios de comunicación de masas. Con los mismos pecados de siempre, como la masturbación, que ya ha sido definida como «violación simbólica», o la simple penetración, siempre necesaria para el mantenimiento de la especie, que ahora se conforma también como un elemento de violencia primordial a erradicar , virtud mediante de la tecnología, mientras se niega por ofender a la madre diosa la «gestación subrogada» y se denuncia la maternidad como imposición patriarcal. Son el mismo tipo de despropósito que comenten los que defienden la humanidad plena de los animales, o la inmolación en la desnutrición por estrambóiticas éticas desadaptativas que no merecen sino la pena de la extinción natural. Como decía Nietzsche, a todos estos habría de dejárseles extinguir, más aún, habría que ayudarles a extinguirse. Representan no el postmodernismo premonizado por el genial filósofo, no son más que caricaturescas representaciones del Bufón de Zarathustra, con una existencia mísera, y lucharan contra toda felicidad natural allí donde perciban un mínimo atisbo. Resentidos contra la vida como están. Pero el arte es arte, y es expresión simbólica, algo inherente y conformador de la naturaleza humana, y lo que sigue, con independencia de su calidad artística es arte. Y ninguna «menestra» tiene no ya autoridad moral, sino ni siquiera derecho a intentar suprimirlo. Muy generalmente cuando una manifestación artística se prohibe, es cuando resulta más necesaria.

 




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