Spain of the Dead, (c) Gabriel Cordero Huertas / Dr. Worst

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Con todo el cariño al equipo de rodaje de Juan de los Muertos

viernes, 4 de diciembre de 2009

Zapatero a tus zapatos ... que están llenos de mierda

Alicia en el país de los despropósitos.

¿Cerrará alguien mi Blog porque ha iniciado su andadura criticando a S.G.A.E.?
¿Me llamarán «facha» también por eso como a todo pensador (sea de izquierdas o derechas) que no sea apologeta?
Y qué mas da, «facha» en España sólo significa «contrario contra el que no quiero dar o no tengo argumentos». Hoy son fachas todos los políticos de derechas y de izquierdas y todos los filósofos que no están de acuerdo con el gobierno (que son todos) incluídos D. Gustavo Bueno, al que ahora tachan de senil además de facha (algunos han tildado también de facha al propio Marx). También son fachas los que se muestran tan irreverentes con las religiones no católicas (la única que es políticamente correcto criticar al parecer) como con ésta. Quizás porque se fomentan teorías que son más religiones basadas en pseudociencia y pseudoeconomía «sostenible» que en otra cosa, y se pretende de ellas que son la «ciencia» («religión») verdadera.


Los que piensan que la ley de Violencia de Género es fruto de una mentalidad de-generada (y este grupo incluye a la mayoría de abogados y gran cantidad de jueces, con independencia de su género), son fachas aunque tengan orientación marxista también.

El «gobernante» ha olvidado que nadie le dio el poder porque confiara en él, sino porque desconfiaba más del otro. El «gobernante» que dice ser de izquierdas pero jamás leyó a Marx, que dirige un partido socialista ya declarado no marxista, que no tiene temor en denominarse «mujer» a la hora de defender los derechos de estas, como «primate» al defender los «derechos» de estos últimos, el que destruye la economía del ladrillo cuando no hay otra, el que se pone a generar energía «limpia» (que no es tal, ya hablaremos de los resíduos de los acumuladores de las centrales solares) a costa de subirnos la factura a todos cuando menos hay, el que da subvenciones y lecciones al extranjero pero no sabe nada de casa, el historiógrafo capaz de reescribir a su antojo la historia de España, como si su historia ni la de nadie fuera la Historia, el gobernante que de nada sabe pero de todo presume ... Alicia no tiene ninguna gracia con los zapatos llenos de mierda, menos todavía si está en el país de los despropósitos, que no de las maravillas. Zapatero a tus zapatos, que eres la mejor baza de la derecha.

El pensamiento Alicia de Zapatero no es un pensamiento indigente, creo ya que es un pensamiento malintencionado, una burla disfrazada, una Alicia que no es una muñequita sino que oculta la Segunda Variedad de P.K. Dick en su interior.

Zapatero será expulsado, cuando el olor de los zapatos de Alicia sea insoportable hasta para los que carecen de olfato, pero por desgracia, no nos cabe esperar nada mejor. Sólo un mal distinto. Los zapatos se irán, la mierda se queda.

Mi solicitud de baja en S.G.A.E.

A LA S.G.A.E.

Gabriel C. Huertas, abogado del Ilustre Colegio de Abogados de Huelva, colegiado nº___, con domicilio a efectos de notificaciones en;


Ante la oficina sucursal de la SGAE comparece al efecto de presentar la siguiente

SOLICITUD DE BAJA COMO SOCIO DE SGAE A TODOS LOS EFECTOS

Fundamentada en los siguientes:

1.D. Gabriel C. Huertas es socio de la mencionada entidad, con código de socio ______.
2.El firmante cometió el desatino de adherirse a la entidad en 1990, inducido por la publicidad engañosa que la misma emitía sobre protección de derechos y ventajas para los autores.
3.El firmante ha tenido sonando durante años obras utilizadas como sintonías en programas de radio y conexiones a nivel regional entre emisoras.
4.El firmante jamás ha cobrado derecho alguno por ellas, sin embargo, la entidad si pretende cobrar y lo ha hecho por la reproducción o interpretación de sus obras.
5.Desde que se hizo socio de la misma, la entidad ha modificado su cuerpo estatutario en detrimento de mis intereses y sin notificar al firmante debidamente cada una de las modificaciones incorporadas ni dar la opción a renunciar.
6.El solicitante ya ha solicitado la baja con anterioridad y se encuentra con sorpresa que esta no se tramita.

Por todo ello:

SOLICITO:

1.La baja inmediata a todos los efectos como socio de la SGAE. Esta baja inmediata se fundamenta en el incumplimiento de contrato de la entidad y no está sujeta a periodo alguno ni plazo de ejecución
2.Subsidiariamente, y sin dejar de reconocer la validez de lo antedicho, la baja completa por los medios establecidos en los estatutos de la entidad SGAE.
3.El cese inmediato de la atribución de mi representación o de cualquier intento de cobro por parte de la SGAE de derecho alguno por obras creadas por el firmante. Con advertencia expresa de la reserva de acciones legales en contra de SGAE por apropiación indebida y cualquier otro delito que pudiera ser imputable caso de no producirse tal cese inmediato.

OTROSI DIGO:

1.Esta solicitud se produce sin perjuicio del ejercicio de los derechos que pudieran corresponder al firmante.
2.Esta parte se reserva el derecho a entablar las acciones legales que considere oportunas si nuevamente no se tramita esta solicitud de baja.



Fdo. En Sevilla a 3 de Diciembre de 2009

En S.G.A.E. es mucho más difícil salir que entrar

Hoy he ido a la delegación de S.G.A.E. más cercana, para tramitar mi baja en la misma, puesto que aunque autor desde la minoría de edad, jamás he cobrado nada de la entidad y sin embargo ella si que ha intentado cobrarme a mí por tocar mis propias obras. El caso es que ya había intentado darme de baja con anterioridad y me he encontrado con la sorpresa, recientemente, de que la entidad me «honraba» considerándome socio todavía, a todos los efectos perniciosos y pertinentes.

Dada la situación, esta vez decidí no marcharme de la sucursal de S.G.A.E. sin un documento justificativo de mi solicitud, que os dejo para que veais cual es mi caso.

Me encontré con una anécdota, al presentar el escrito, la amable (todo hay que decirlo) señorita que me atendió, se puso un poco «nerviosa» ante el hecho de la solicitud de baja (quizás porque lo expresé en voz alta delante de otras personas que por otros motivos estarían siendo atendidas). Después hizo algo que, aunque está en su derecho y nada hay que objetar por ello, denota el clima de estado de defensiva en que se encuentra la S.G.A.E. y su omnipresente consideración de todo ciudadano como enemigo potencial. Buscando una escusa absurda, pero amablemente, la chica me indica que había estropeado mi copia del escrito, que lo mejor era que le sacara un fotocpia y me la diera sellada.

La única explicación que encuentro es que la srta. en cuestión temía (o tiene dadas instrucciones al respecto) que las dos copias presentadas (una para quedar en su poder y otra para guardar por mi sellada en prueba de recepción por S.G.A.E.) no fueran idénticas, que le estuviera poniendo alguna especie de trampa (un tanto kafkiano, porque iba firmada, aunque a lo mejor dudaba de la autenticidad de la firma también).

Como ya he dicho, sin duda que está en su derecho de examinar la corrección de lo que se le presenta. Pero ya no os digo la cara que puso cuando vio que en el encabezado ponía «Abogado del Ilustre Colegio de ...». Tuve que calmarla diciendo que hablaba por mí mismo, que estaba solicitando una baja en mi nombre.

La S.G.A.E. no puede garantizar que una obra por la que cobra derechos, pertenezca a su repertorio o no



Cierto es, que siguiendo a Slater el filósofo del Derecho y a mí mismo, pues la frase la acuñamos ambos, no vivimos en un Estado de Derecho, sino en un contínuo estado de Derecho de Estado. Por ello ya ni nos estraña la desfachatez conque se han producido sentencias, condenas y cobrado exacciones de todo tipo en nombre de unos derechos nada concretos ni definidos, por algunas de las conocidas y por muchos detestadas «entidades de gestión».
En nuestro querido país, que va camino de eliminar todo vestigio de libertad en todos los ámbitos de la vida (hoy ya está sujeto a revisión administrativa desde el color que queremos dar a la entradita de nuestra casa, hasta las opiniones científicas que se deben tener o no en determinados ámbitos, con independencia de lo que apunten las pruebas) para mayor gloria de una democracia sólo formal, en la que el sufrido votante sólo vota a un partido por el asco que le produce el otro, del que acabará igualmente asqueado en cuanto gobierne, se pueden producir burlas por razones ajenas a la justica material (¿existe esto?, deberíamos releer el diálogo de Sócrates y Trasímaco) como la que describiremos.
En efecto, ¿como calificar si no la presunción de veracidad que se da a las reclamaciones de la SGAE cuando pretende cobrar a diestro y siniestro por la mera utilización de música, sin entrarse a valorar de quién es esa música? Eso ha pasado en innumerables ocasiones, y plantea entre otros los siguientes problemas evidentes:
1.- La SGAE ha cobrado por el mero hecho de que un establecimiento cualquiera utilizara música, sin saber a ciencia cierta qué música era la que estaba sonando. ¿Como se puede pretender que tal recaudación beneficiará a los autores de tal música, si lo que importa es inspeccionar a los locales para localizar la existencia de equipos de música (no olvidemos que sólo esto ha sido considerado «prueba suficiente» por muchos tribunales) sin importar anotar ni analizar que música se reproduce en dichos equipos? Está claro que toda esa recaudación se repartirá en base a criterios que de ninguna de las formas tendrán en cuenta el beneficio del autor cuya música se reproduce, salvo que coincida que este autor es uno de los «agraciados», que sin soporte material real es considerado por la SGAE como digno de entrar en el reparto de los pingües beneficios que la entidad recauda y que van a parar a muy pocas manos. Desde luego no a las de los «obreros de la música».
2.- La S.G.A.E. ni siquiera sabe que la música por la que pretende cobrar, pertenezca a eso que llaman «su repertorio». Pero esto no impide que intenten cobrar, presionen, amenacen y entablen reclamaciones legales en las que en muchas ocasiones consiguen vencer o porque abruman al demandado o por connivencia de nuestro sistema legal. Lo que importa es cobrar, por lo que sea y obligar a pagar en circunstancias en las que se paga por reproducir música cuyos derechos no pertenecen a S.G.A.E. ni nadie ha cedido a esta su gestión, cubrirái todos los tipos de delitos contra el patrimonio, desde estafa a robo pasando por la apropiación indebida. ¿Han resultado condenados alguna vez por cometer dichos delitos?

Observen, y ríanse de nuestro estado de Derecho de Estado, la pantalla de bienvenida al catálogo de obras gestionadas por SGAE, donde se advierte por la propia S.G.A.E que su contenido no está comprobado de manera fehaciente. No garantizando la inclusión o no en dicha base de datos que las obras estén gestionadas debidamente por SGAE ¿ni siquiera pueden informar de que obras tienen derechos de gestión o no?

Atónitos nos quedamos cuando la entidad nos manifiesta que no ofrece manifestación alguna ni garantía sobre el contenido de su repertorio. ¿Pero entonces por qué nos cobra?

Ya saben amigos, la S.G.A.E. opera sin garantías de ningún tipo y por supuesto sin vergüenza ninguna.

¿Cerrarán mi blog que se está recien estrenando (por usar un giro lingüístico típico caribeño)? Esa es ya otra historia.