Spain of the Dead, (c) Gabriel Cordero Huertas / Dr. Worst

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Con todo el cariño al equipo de rodaje de Juan de los Muertos

sábado, 25 de junio de 2016

BREXIT (I) : EL DÉFICIT DEMOCRÁTICO DE LA DEMOCRACIA




Ya se están extrayendo las primeras consecuencias del Brexit, una de ellas la dimisión del Primer Ministro, ya nos gustaría en España que semejantes fracasos personales en la política se coronaran de la misma manera. Siguen otras muestras, otra vez tendenciosas , de ataques a la política desde operadores económicos de alta finanza: los «mercados» vuelven a advertir. Tanto están advirtiendo que puede que les vuelvan sus propios argumentos como guante arrojadizo y golpeen su cara, aunque dura es los suficiente para soportar esto y más.



Se nos habla ahora de posibles sanciones, hecatombes, crisis venideras, se prepara el escenario para echar la culpa de todo lo malo que venga al Brexit, un nuevo chivo expiatorio. Este razonamiento es peligroso para quién lo abandera porque ... ¿y si no pasa nada? O más aún ... ¿y si resulta que realmente a U.K. Le va «mejor» en adelante? . Se produciría la reducción al absurdo.



Definamos primeramente el concepto «mejor», que no es un absoluto, quizás habría que decir «mejor para qué». La economía no mide la felicidad, es necesario un soporte material mínimo, pero una vez traspasado el umbral, mayor economía, mayor crecimiento no necesariamente son un factor medidor ni correlacionado directamente que el grado de satisfacción del individuo en su sociedad. Hubo un tiempo en la U.R.S.S., cuando sus ciudadanos creían en sí mismos y en su proyecto social y político, en el que se alcanzaron grandes cotas de felicidad. La economía de Rusia hoy es mayor que la de la U.R.S.S. de los ochenta, pero muchos de sus ciudadanos se sienten hoy mucho más decepcionados. La balanza estadística podría dar resultados inesperados. Tener mucho dinero pero estar recluido en un campo de concentración, es mucho peor sin duda que tener menos y estar libre. Algunos confunden el dinero con la felicidad, se olvidan de su valor instrumental y que sólo es útil para conseguir cosas, pero si estas no se pueden conseguir pagando deja de ser útil ese artificio de cambio. El trabajo y el desarrollo personal, intelectual, artístico, son factores que en los paradigmas marxistas han tenido siempre una alta estima. En los liberales y neoliberales, en cambio, se cambia el aspecto cualitativo por el cuantitativo, y sólo se tienen en cuenta esos factores, llevando a una estimación espúrea, el mismo tipo de estimación que pretende en base a factores macroeconómicos que una sociedad va por buen camino, cuando la microeconomía puede mostrar que está en plena efervescencia y al borde del colapso o la revolución. Personalmente he tenido la oportunidad de observar la existencia de auténticos palacios erigidos en medio de la más rotunda pobreza, en tierras iberoamericanas, y puedo constatar que salvo allí donde la contaminación de la ideología dominante, neoliberal, ha calado a fondo hasta llevar al autoengaño, la riqueza extrema no da la felicidad ni real ni imaginada. De nada te sirve estar atrincherado en un palacete a sabiendas de que hay «hordas» dispuestas a entrar al asalto en cualquier momento, listas para saquear y matar (Honduras, el Salvador ... ). El dinero te permite comprar fusiles y pagar hombres (que también pueden ser sobornados por dinero) para que conviertan tu mansión en una fortaleza, pero no da la tranquilidad. Y sabes que si lo pierdes, o que si un competidor consigue mucho más que tú, serás pasto de chacal. No sólo la economía importa, o al menos no la macro. No somos ingenuos idealistas, importa y mucho la economía, pero siempre y cuando sus efectos tengan lo que estadísticamente se llama una «distribución normal». Los saltos abruptos producen este tipo de situaciones. El poder económico y político es más efectivo cuando más fácil es de ejercer. Es algo parecido a lo que en artículos anteriores decía sobre la invasión de musulmanes y otras culturas, por más dinero que traigan ( si es que lo traen) la percepción general, desde el barrio, no será que se mejorará. Por más que se pretenda un aporte demográfico salvador, tampoco lo será, no se salva un rebaño completando la falta de reses con depredadores, eso es cambiar el modelo y formar una jauría. Jauría que por cierto, depredado todo volverá a su más esencial estado de miseria. Si te falta demografía, apoya su crecimiento como tantas veces se hizo en el pasado con notables resultados, en vez de penalizarlo es lo que debería hacerse. La Unión Europea es una fuente perpetua de penalización a este respecto, puesto que el capitalismo salvaje, en su obsesión por aumentar los beneficios a corto plazo, se envuelve en una política expansionista económica y en una cruzada contra los derechos sociales que se alimenta y financia de la importación de mano de obra extranjera, el componente residual y necesario contra la Curva de Phillips. Creo que hoy por hoy, por más reactivación económica que haya en los barrios marroquizados de Bruselas, sus habitantes autóctonos, estarían mucho, mucho más felices, sin tales aportes que desde el punto de vista macroeconómico y sincrónico se pueden considerar beneficiosos. El neoliberalismo además, no tiene visión a largo plazo, quiere beneficios y los quiere ya. Por eso cuando se le contrasta con el imperialismo clásico se hace de forma falaz. El Imperio Romano se construía para la eternidad. La proyección de una obra (como la Vía Claudia) podía hacerse estimando su duración en siglo y medio. Hoy rige el corto plazo, propio del neoliberalismo, porque se pretende el triunfo individualista personal. Un vicio que también afecta severamente a nuestras democracias y al sistema electoral, que por definición busca réditos a corto plazo, resultados que enseñar antes de la siguiente campaña electoral. Y que además lleva a los que ya se ven como perdedores consolidados, a propiciar auténticas debacles ofreciendo lo insostenible con tal de arañar siquiera por un breve tiempo una parcela de poder que saben que en adelante les será negado. Mejor mentir, estafar y medrar para después ser expulsado con todos los privilegios de ser un ex-cargo, que no llegar a la meta por sincero y honrado.



EL DÉFICIT DEMOCRÁTICO:




Nuestro sistema político, como es bien sabido, se autolegitima en la noción de «democracia» como valor salvífico per se. Además, como en otros tantos conceptos, establece que la «democracia» la única democracia es la que tenemos. No se admiten discusiones. Hasta tal punto que hablamos de «dictaduras» cuando nos referimos a otros regímenes «democráticos», como lo fueron la extinta República Democrática Alemana (RDA) o la propia U.R.S.S. Esta estrategia tiene una doble finalidad:
  1. De tanto repetirse, al estilo Goebbels, llega a convertirse en una realidad asumible. Se le da validez y no se piensa. Así, muy poca gente hoy sabe que la palabra «democrática» estaba puesta por algo. La elección de los cargos políticos se realizaba por democracia directa. Esto no sólo es democrático, sino que es más democrático que nuestro sistema «occidental», por un hecho muy sencillo: se eligen directamente a las personas. La capacidad de elección es mayor que en un sistema de partidos con listas cerradas, sin que nuestro balbuceante y no consolidado ni preceptivo «sistema» de primarias venga a paliar nada. Rápidamente se nos criticará aquí, que todos los elegibles pertenecerían a un partido «unico». Esto es otra falacia de definición. Hay que establecer primero que «holgura conceptual» permite esa «unicidad». Nuestra Constitución vigente establece un sistema neoliberal (con algunas restricciones). La U.R.S.S. establecía un sistema socialista. Pero dentro del PCUS han cabido elementos tan divergentes como Lenin, Trotsky, Stalin, Jrushchov o Gorbachov. Basta examinar las andaduras de cada uno para comprender que sustantivamente, entre cada uno de ellos y cualquiera de los demás, hay mayores diferencias de las que hay y las que puede haber entre los partidos de las democracias liberales de nuestros países. La limitación del «partido único» no es esencialmente distinta de la de el establecimiento del Estado como Neoliberal, sólo lo es de signo contrario. Pero esto es lo que se trata de obviar. Se pretende que USA es un país de libertad aunque se proscriba el socialismo, en cambio se pretende que la URSS no lo era porque proscribía el neoliberalismo. La realidad es que el sistema neoliberal y el soviético , ambos son los herederos de las dos ramas de la Ilustración, contrapuestas, pero germen de la modernidad política occidental. Ambos sistemas representan el final del antiguo régimen y en lo político el renacimiento que en lo cultural había tenido lugar siglos atrás, y propiciado por él. Podríamos decir que la U.R.S.S. recogió el el guante roussoniano de la revolución Francesa, la parte occidental de Europa se quedó con el ala liberal, y el Reino Unido como siempre, quedó un tanto al margen, si bien pudiese ser inspirador en un primer momento y reinspirado con posterioridad.
  2. Se niega así la auténtica «dictadura» la de las «leyes del mercado» esas que no se pueden contravenir. Esos principio y valores que de tanto repetir que son absolutos e insuperables, hasta sus voceros han terminado creyéndose. Ese es el estupor conque reciben al Brexit. Se han quedado idiotizados, incapaz de comprenderlo. Véase la falacia de definición aquí también, pues si todo ha de supeditarse al mercado, definitivamente y por definición el concepto que se pretende de democracia queda vacío de contenido, emergiendo la dictadura del mercado que se pretende legitimada por y legitimadora en un círculo vicioso de la democracia neoliberal y que se establece como oposición a la «dictadura del proletariado». Así que tanto aquí como allí, en Occidente o en la antigua U.R.S.S. teníamos una «dictadura», siguiendo el análisis en los propios términos de los teóricos del neoliberalismo, y la democracia en realidad no es más que un cuento para lecheras , como ya anticipaba Locke (uno de los teóricos de nuestro sistema, que en realidad conceptualizaba con carácter puramente instrumental) , un folclore sin capacidad real de modificar los dictados de la «economía» . No en vano las democracias británica primero y estadounidense después no son más que la instauración de un club de «propietarios», todos libres e iguales entre sí. Desde ese ámbito se puede entender como se puede sostener esto a la vez que se utiliza mano de obra esclava y se extermina a la población indígena.
  3. Y sobre todo y lo más importante, se pretende que no hay alternativa. Para mayor éxtasis místico de Fukuyama y su último hombre, soñador americano. Adormecido y obeso de cuerpo y mente. Así que definitivamente estamos condenados a elegir entre lo mismo y más de lo mismo, para cambiar nada, sólo aspectos cosméticos. El Brexit puede ser una prueba en contra, la puesta de manifiesto de la posibilidad de la alternativa. No otra cosa es lo que molesta a los políticos alemanes. No tiene virtualidad real el asunto de las ventas del motor de Alemania en U.K. , ese no es el motivo de su reacción airada. Los aranceles futuros podrán o no llegar, nada será óbice para tratados comerciales , como tampoco para permitir circulación de personas cumpliendo ciertos criterios, es lo que ya sucede con otros países extracomunitarios (dejémonos de falacias por favor). De hecho U.K. viene siendo un poder contrapuesto incómodo, casi deberían alegrarse de su marcha, ¿por qué no lo hacen entonces? Porque ha osado saltarse sus dictados. Porque han hecho un ridículo estruendoso al hacer concesiones vergonzantes desde los presupuestos de la Unión, doblegándose hasta lo inimaginable, para al final recibir una buena patada en el trasero como contraprestación. Y porque es el precedente notable y peligroso de que se puede escapar a los dictados del «mercado» del modelo económico de Wolfgang Schäuble y de la mano de hierro del IV Reich en ciernes.
Lo más gordo de todo esto es que el abandono de la Unión se hace por medios «democráticos», siguiendo la tradición del primer parlamentarismo europeo (esto también es discutible, según el sentido que se de a la palabra) y que no se pueden esgrimir argumentos de «antidemocráticos» contra los dirigentes del Reino Unido. Al contrario, ahora estamos viendo que se tilda a Cameron literalmente de «imbécil» por haber propiciado un «referéndum que nadie había pedido» y teniendo mayoría absoluta. El talante (da miedo usar esta palabra gracias al Sr. Zapatero) democrático de estos críticos es notable: el Sr. Cameron podría haber engañado, sí, a la población no realizando el referéndum, y habría conseguido así la victoria personal de ser Primer Ministro para toda la legislatura, con mayoría absoluta y haciendo lo que le viniese en gana (sabiendo que no volvería a jugar nunca más), al más puro estilo González/Aznar/Zapatero/Rajoy, o podía cumplir con su palabra y en su caso salir honorablemente de la política, como me parece que ha hecho. Cierto es que ha empañado un poco la campaña con sus referencias instrumentales a Jo Cox, pero comparado con lo de nuestros infames presidentes, esto no es nada. Sin embargo vemos a periodistas en nuestro querido país hablando de los «metodos democráticos contra la democracia» , en relación a este referéndum. Algunos como el siempre neutral y espabilado Alfonso Rojo, declarando sin ningún pudor que debería ser considerado nulo. Que debería revisarse la validez e incluso prohibirse este tipo de referéndums, ya que «no de todo se puede opinar en democracia». Volvemos al mismo argumento, hay leyes superiores, suprapolíticas y supraestatales, que emanan de un poder místico superior «El Mercado» (¿su Dios?). Este notable endiosamiento de la economía es más ridículo, puesto que la crítica al marxismo siempre se ha articulado en su excesivo «economicismo». Así a lo largo de la historia de la U.E. no han sido infrecuentes las manifestaciones de políticos de todo signo (queremos decir socialdemócratas o liberales, pero en realidad es porque no existe la clara división de signo y todos pertenecen a la misma oligarquía) que inciden en que «el pueblo se ha equivocado» . Alguno llegó a decir que «había que construir un pueblo a la altura de su democracia», es decir «construir» los votantes necesarios (robots) para que salga la elección preconfigurada y no estropear el ritual gracioso de la democracia. Las trampas en la U.E. Han sido notables, en ocasiones se han repetido los elecciones sin pudor hasta conseguir que salga el resultado esperado. Se ha hablado siempre de pedagogía, y de falta de altura democrática, cuando no se han conseguido los resultados queridos, como ante las votaciones en torno al Tratado de Maastricht y las consultas de Dinamarca e Irlanda, el no francés al proyecto de «Constitución» y el método utilizado sin pudor de proponer elecciones ad nauseam hasta que salga el resultado requerido. Es decir, vote lo que quiera, pero que sepa usted que si no vota lo adecuado, no pararemos de lavarle el cerebro y convocar nuevas votaciones hasta que atienda a razones. Así que hágase un favor a sí mismo y a nosotros (la élite) y vote de una vez la solución de sentido común (que es la que nosotros, la élite, proponemos). Se ha abogado por «enseñar» en colegios, universidades y en todos los ámbitos, la senda del camino único. Ante estas estrategias resultan risibles las críticas por tendenciosas que se hacían antaño a la educación de la U.R.S.S. considerando tendenciosos sus postulados por ser antiliberales. Pero nauseabundas correlaciones con esta práctica tiene hoy nuestra LOMCE, en su capítulo dedicado a enseñar los «valores del emprendimiento», maquillando el concepto de «empresario» cambiado el término por el del «emprendedor», que como variante incorpora quizás la nueva horda de «empresarios forzados pobres» dentro del conjunto, al estilo de los vendedores iberoamericanos de «perritos» que pululan por Nueva york, pero que no es más que una apología burda del neoliberalismo.



A todo esto sumemos la elección a dedo de los altos cargos en la U.E., por más que sean relevantes sus cuotas de poder, la falta de control, el poder omnímodo de algunos órganos, el oscurantismo en la realización de tratados internacionales (como el de Libre Comercio con USA, que nadie quiere salvo los poderes fácticos económicos y que se preconfigura como un poder superior a las constituciones estatales y comunitaria) la política normativa de hechos legislativos consumados sin control alguno ... En la Unión Europea, desde dentro, se sabe muy bien que la organización es antidemocrática, y se asume, se pretende más eficiente así. Además , las poblaciones no están «preparadas» para esta democracia. Lo rentable es «actuar» primero, y ya condicionaremos a los pueblos después. Es cuestión de pedagogía ... Se destruye la democracia a la chita callando ... Unión Europea y Democracia son hoy una contradicción en los términos. Por eso las opiniones de los nacionales son cada vez más divergentes con respecto a las de sus «representantes». Por eso se aprueban leyes que nadie entiende.



Esta democracia virtual ofrece la nada a sus electores, y la única forma de vencer esa nada es cambiar el sistema. En forma ordenada o de conflagración, cambiará. Esta idea de la nada, es la que llevó a a filósofos de la talla de Heidegger a «comprender» el fascismo, y la que hace que Vattimo y otros postmodernos lo «expliquen». Las alternativas a lo soviético, hoy descartadas, pueden reavivarse como contraprestación una vez se produzcan los auges de los nuevos fascismos en ciernes. De hecho algunos partidos de los denominados «populistas» empiezan a incorporar algunos elementos, aunque desordenados y sin rigurosidad en sus programas. Otros como Podemos y sus «confluencias» en España empiezan a manejar conceptos concomitantes al estalinismo, también fáciles de explicar (bastaría casi la rabia) quizás de forma inconsciente o sencillamente pragmática.



En este contexto, el Brexit es un soplo de aire fresco, porque va a permitir por primera vez comprobar empíricamente si las leyes del mercado son universales o no. Si la economía capitalista auna ciencia y religión verdadera como pretende, o no es más que charlatanería. Si U.K. consigue el más mínimo logro , por pequeño que sea, la teoría dominante se tambaleará. Un pequeño logro es mucho tratándose de David contra Goliath. La maquinaria pondrá todas las armas en contra, todas las difamaciones, trampas, tergiversaciones y tácticas sucias y encubiertas. Ante tal ofensiva una pequeña victoria significará muchísimo.



Por su coherencia, su capacidad para dimitir y asumir los resultados, el Sr. Cameron se ha ganado mi respeto. Se puede ser digno perdedor y mucho mejor galardón es este que el de indigno ganador. Su partido en general, está exento de la responsabilidad criminal ganada por méritos propios de los laboristas de Blair con su guerra de Irak. Curiosa situación que demuestra una vez más la disolución entre las fronteras de la «derecha» y la «izquierda» en nuestras democracias liberales. En el dibujo que lleva siendo portada de este blog desde hace años, un avión porta una pancarta que dice «Vota PP ó PSOE», es el sistema pidiendo votos para sí mismo. El «sistema» siempre trata de autorrepresentarse como el «único». El Brexit abre una ventana hacia otro espacio.



CONCLUSIONES:




  1. Los argumentos del «miedo» que se están dando contra el Brexit o en general contra cualquier intento de sobrepasar los dictados del mercado financiero y sus oligarcas, pueden volverse en contra de sus defensores, estamos ante una oportunidad única, pues como queden en evidencia, como se observe la más mínima mejora tras la ruptura de sus «reglas», se habrá establecido un precedente de capacidad incendiaria: se habrá roto la premisa de que el mercado siempre tiene razón y de que la economía neoliberal capitalista es la única realmente posible. Se habrá visto, con independencia de su contenido, que es posible la alternativa. Posibilidad que se nos está negando desde la caída de la Unión Soviética.
  2. La cortedad de miras de los teóricos neoliberales va camino de producir una gran conflagración una vez más, porque mientras más poder económico se acumula, más empeora la distribución normal y mayores tensiones contrarias, incluídas el desencanto y odio se generalizan. Por simple teoría política, se tiene que seguirán apareciendo opciones políticas contrarias. Con contenido fuerte , contrapuestas, con vocación de destrucción del sistema que no les permitiría consolidarse y que en sentido heideggeriano ofrecen «algo» frente a la «nada». Es un error confundir «neoliberalismo» con «fascismos» como habitualmente se hace, el fascismo es una reacción enérgica contra el liberalismo en todas sus vertientes, también la «neo». Y tiene virtualidad destructora de sus postulados y estructuras, como la tiene el marxismo. La más destructora deriva de que legitima la violencia física, (que siguiendo a Derrida al final es la que establece el origen de un Estado), como medio de supervivencia contra la violencia encubierta del «mercado». Si no desaparece el fin negativo, cada vez se justificarán más los medios, sólo es preciso seguir aumentando el nivel de desafección, desencanto y desesperación, aumentar un poco más el porcentaje de gente a la que ya no queda nada y estaremos a las puertas de lo que llamo en mi teoría forjada en los tiempos de estudiante «gran conflagración», que tendrá también un componente indentitario antimulticulturalista, ya que el multiculturalismo es otro valor de origen liberal. Antes teníamos el freno de la U.R.S.S. que como contrapuesto, alternativa, frenaba el neoliberalismo a este lado, pero ahora, campando libre a sus anchas, endiosado en si mismo como María Antonieta, sus excesos se vuelven tan notables e insoportables que antes de que se quiera dar cuenta, se puede encontrar con una guillotina ahí fuera, esperando pero con impaciencia.
  3. El Brexit es un motivo de esperanza, pues aunque las razones complejas por las que se produce son variopintas, algunas son comunes y en todo caso demuestra que es posible saltar las leyes del mercado. El revanchismo de los mercaderes financieros va a llegar, sin duda, a manifestarse, pero estará contrarrestado en buena medida por los mercaderes no menos importantes británicos (U.K. es la segunda economía de la U.E.). Liberalismo vs liberalismo neutralizándose ..., una categoría ya anticipada por Lenin. Esta excepción del Brexit, puede dar lugar a otras excepciones. Puede por lo tanto ser una válvula de escape que alivie tensión y propicie un cambio no violento, evitándose la conflagración.

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